El dengue suele ser una enfermedad benigna que se cura sin secuelas. Sin embargo, puede ser grave en niños menores de 15 años cuando las hemorragias pueden ser potencialmente mortales.
El dengue se manifiesta por síntomas como fiebre alta, dolores de cabeza detrás de los ojos, náuseas, vómitos, dolor muscular y articular. A veces hay una erupción que se asemeja a la del sarampión. Unos días después de la desaparición de los síntomas clínicos, pueden aparecer hemorragias nasales, hemorragias conjuntivales, hematomas. La cura es espontánea y total en una quincena.
En algunos casos, la fiebre del dengue puede empeorar de 3 a 7 días después de los primeros síntomas. Esto se llama dengue severo o fiebre hemorrágica del dengue. Los síntomas son más severos, con fiebre persistente asociada a hemorragias mayores y múltiples: cerebral, digestivo, cutáneo.
Las hemorragias pueden causar una dramática pérdida de sangre. Y así causar la muerte si no se coloca rápidamente una infusión intravenosa para restaurar el volumen de sangre.
Las formas graves de dengue son más comunes en niños menores de 15 años. Una prueba de sangre confirmará el diagnóstico y el manejo temprano de las formas graves puede prevenir un desenlace fatal.