La disgrafía es en la mayoría de los casos un trastorno grave, duradero y persistente. El tratamiento, que se basa principalmente en la grafotterapia, puede mejorar la escritura.
El papel del grapoterapeuta es ayudar al niño a mejorar su escritura en su legibilidad, velocidad y facilidad. El progreso del niño le permite recuperar la confianza en él.
En un nivel técnico, en cada una de las sesiones, las "líneas deslizadas grandes" y las formas pre-escriturales (bucles, puentes, secciones, etc.) que contienen todas las formas de letras en la semilla se trabajan antes de forma progresiva por escrito.
El tratamiento de grafotterapia comienza con una evaluación grafomotora en la cual el grafoterapeuta observa la escritura del niño o adolescente. Él mira su posición (cuerpo, brazo, mano, dedos) y su velocidad de escritura.
El grapoterapeuta no es un terapeuta del habla, es un grafólogo con sólidos conocimientos en psicología infantil.
Las sesiones duran tres cuartos de hora y se repiten entre 13 y 18 sesiones. El precio promedio de una consulta oscila entre 40 y 50 euros y las tarifas no son respaldadas por la Seguridad Social. Sin embargo, algunas mutuales lo reembolsan en forma de un precio fijo.
En el lado gráfico, la escritura generalmente mejora marcadamente, las letras están bien proporcionadas, el diseño está estructurado y el niño escribe de forma legible, sin dolor ni fatiga.
En el nivel psicológico, a menudo hay una mejora en la familia y las amistades, grados más altos y niños y adolescentes más seguros.
El tratamiento psicoterapéutico puede estar indicado cuando los niños sufren psicológicamente.
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